“¿Cómo se produce una lesión cerebral, cómo es posible? ¿Qué sucede después de ese instante de concepción para dañar un buen cerebro? Puede haber mil cosas, pero lo penúltimo, lo que sucede antes de la última cosa, es la falta de oxígeno el cerebro. Casi sin importar cómo comienza el camino que llevará a una lesión cerebral, lo penúltimo que sucede es la falta de oxígeno al el cerebro.”
Glenn Doman
Cuando el cerebro está lesionado, puede haber docenas de síntomas de esa lesión. Esto tiene sentido porque el cerebro controla todo. Cuando el cerebro está desorganizado, esto puede resultar en síntomas que van desde aterradores (convulsiones, rigidez, enfermedades graves, falta de desarrollo) hasta extraños (gritos, acciones repetitivas, mordeduras, oler y saborear de manera inapropiada) y cien otros síntomas que pueden parecer extraños, divertidos o simplemente inexplicables.
A muchos niños con lesión cerebral se les da un diagnóstico basado en estos síntomas aterradores o extraños en lugar de un diagnóstico basado en una evaluación cuidadosa del cerebro. Un diagnóstico sintomático puede llevar al intento de tratar el síntoma sin prestar atención al problema subyacente que reside en el cerebro mismo.
No importa cuán extraño o difícil de entender pueda ser un síntoma, siempre hay una razón para ese síntoma. Una vez que los padres aprenden a evaluar a su propio hijo y comprenden el Perfil de Desarrollo de su hijo o hija, muchos de estos síntomas inexplicables tienen sentido. Cuando el cerebro recibe la estimulación y oportunidad adecuadas, estos síntomas comienzan a disminuir o incluso a desaparecer.
Cuando el cerebro está lesionado, el niño tendrá un problema con las vías sensoriales de entrada o las vías motoras de salida, o ambas. Cuando un niño no puede ver, oír o sentir correctamente, no puede responder adecuadamente al mundo que lo rodea. Esto puede ser un problema grave, como en el caso del niño que es funcionalmente ciego, sordo, insensible al tacto, paralizado y sin habla.
Esto puede ser un problema moderado, como en el caso de un niño que no puede utilizar ambos ojos juntos correctamente, carece de la afinación fina para manejar los sonidos comunes en el entorno, o es demasiado sensible o no lo suficientemente sensible al tacto y quizás aún no puede moverse, hablar o usar sus manos al nivel de su edad.
Esto puede ser un problema leve, como en el caso de un niño que no puede leer, escribir o hacer matemáticas al nivel de su edad y que puede carecer del equilibrio, la coordinación, el lenguaje y la competencia manual de sus compañeros.
Ya sea que un niño sea ciego, sordo y paralizado o hiperactivo con problemas de atención, interés y concentración, la solución es tratar el cerebro, no los síntomas. El tratamiento del cerebro debe dirigirse al cerebro, no a la periferia, y no a los síntomas que la lesión pueda causar. Nuestro programa está dirigido al cerebro. El cerebro literalmente crece con el uso. El crecimiento cerebral depende de la estimulación y la oportunidad. Cuando las vías sensoriales reciben la estimulación adecuada, esas vías crecen. Cuando las vías motoras tienen mejores oportunidades, esas vías también crecen. El niño se vuelve más capaz.
Durante demasiado tiempo, se pensó que el crecimiento cerebral era un hecho estático e irrevocable. En cambio, el crecimiento y desarrollo del cerebro son un proceso dinámico y siempre cambiante.
Durante más de medio siglo, el corazón del programa de Los Institutos se ha basado en el hecho de que el cerebro crece con el uso. Ahora, los científicos reconocen la plasticidad del cerebro humano y nuevas investigaciones en neuroplasticidad confirman que el cerebro es increíblemente capaz de recuperación y rehabilitación. La antigua noción de que una vez que el cerebro está lesionado no hay medios de recuperación ha sido descartada.
Este es un proceso que puede detenerse, como en una lesión cerebral profunda. Este es un proceso que puede ralentizarse, como en una lesión cerebral moderada, pero lo más significativo es que este es un proceso que se puede acelerar.
Todo lo que hacemos para acelerar el proceso es proporcionar estimulación visual, auditiva y táctil con mayor frecuencia, intensidad y duración, reconociendo la forma ordenada en que crece el cerebro humano. Luego, organizamos para que el niño tenga la máxima oportunidad en un entorno ideal para usar y desarrollar las vías motoras.
No importa cuál sea la situación inicial que inicie el proceso de lesión cerebral; el hecho penúltimo será una disminución de oxígeno en el cerebro. El oxígeno es el alimento principal del cerebro. Si se corta o disminuye el suministro de oxígeno por cualquier motivo, el cerebro sufrirá.
Vemos al niño que resulta herido en el útero debido a alguna lesión o enfermedad que la madre pueda haber experimentado mientras el bebé se desarrollaba (trauma, incompatibilidad de Rh, rubéola, hidrocefalia, drogas, alcohol). A veces, la madre es consciente de una lesión o enfermedad, pero a menudo pueden ocurrir problemas en los primeros nueve meses que no son aparentes para la madre ni su médico (hidrocefalia, privación de oxígeno).
A veces, una lesión puede ocurrir inmediatamente antes del parto (prematuro, post-maduro), durante el parto (compresión del cordón umbilical, placenta previa, desprendimiento de la placenta, parto prolongado, precipitado o tardío, cesárea) o justo después del parto (dificultad respiratoria, ictericia, paro cardíaco, accidente cerebrovascular) del bebé.
Algunos problemas genéticos causan lesiones en el cerebro (síndrome de Down, síndrome de Angleman, síndrome de Cri du Chat, síndrome de Wolf-Hirschhorn, síndrome de Miller-Dieker, síndrome de Pallister-Killian, síndrome de Dandy-Walker, etc.) Los Institutos no tratan problemas genéticos, pero los niños que tienen tales problemas también tienen lesiones cerebrales. Tienen la misma oportunidad de mejora que otros niños con lesión. Para muchos de estos niños, sus problemas neurológicos son más significativos que sus diferencias genéticas.
Una lesión cerebral traumática se produce después del nacimiento, a menudo debido a un accidente. Estas lesiones incluyen golpes en la cabeza, falta de oxígeno por asfixia, inhalación de humo o casi ahogamiento, hemorragias, tumores cerebrales, infecciones y heridas penetrantes.
Otros niños pueden tener exceso de líquido en el cerebro (hidrocefalia), un tumor cerebral o un coágulo sanguíneo (hematoma) o craneoestenosis. Estas condiciones requieren intervención neuroquirúrgica. Comúnmente, estas condiciones se tratarán antes de que un niño sea visto en Los Institutos. Si estas condiciones aún no se han descubierto o diagnosticado antes de que un niño llegue a Los Institutos, se recomendará tal intervención.
A veces, un niño puede experimentar un deterioro progresivo del cerebro. Los Institutos no tienen un programa de tratamiento para enfermedades cerebrales progresivas. El caso de cada uno de estos niños se revisa con gran cuidado para determinar si Los Institutos pueden ofrecer ayuda para mejorar la calidad de vida del niño.
Algunos niños pueden tener una enfermedad (encefalitis, meningitis, enfermedad de Lyme, varicela, sarampión), complicaciones quirúrgicas (paro cardíaco, privación de oxígeno, pérdida de sangre, shock séptico), reacciones a medicamentos (antibióticos, vacunas, anticonvulsivos, aspirina, antiinflamatorios no esteroides) o una enfermedad de adultos (accidente cerebrovascular, enfermedad de Parkinson) que lesione el cerebro.
Algunos niños pueden tener enfermedades que no se originan en el sistema nervioso central, sino en el sistema nervioso periférico (lesiones de la médula espinal, polio, distrofia muscular). Los programas de Los Institutos no pueden ayudar a niños con estos problemas.
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